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Tema, invocación de almejas consiguiendo el pergamino
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Tema, invocación de almejas consiguiendo el pergamino
Era un día lluvioso en amegakure como de costumbre, pero a pesar de la intensa lluvia, los ninjas teníamos que continuar con nuestras tareas, cumpliendo misiones para mantener la estabilidad económica de la villa. Mi misión era sencilla, consistía en buscar un viejo pergamino que los líderes de la villa estaban interesados en conseguir, normalmente estas misiones se hacían en grupos de tres, pero esta vez me la habían encomendado mí solo pues según los lideres el pergamino no se encontraba en manos enemigas ni en ningún lugar peligroso. Realmente no me habían dicho dónde podía encontrar dicho pergamino pero si me habían dado alguna pista, cerca de los grandes campos de arroz situados en cerca de lo que otrora fuera la villa oculta del sonido, había una montaña en la que se comentaba que sucedían cosas raras y que se había visto fantasmas rondar por las cuevas. No parecía peligroso pero la historia de los fantasmas me resultaba un poco dudosa, tal vez si había algún peligro después de todo. Pasé por mi casa antes de aventurarme en mi misión, pocas veces los líderes de la aldea nos encargaban misiones tan lejanas, por lo general, salvo los ninja con los más altos cargos, nosotros hacíamos misiones por los alrededores de la villa y en algún caso viajábamos a otra aldea amiga para realizar algunas tareas. Recogí mi mochila y metí dentro un poco de comida, agua y un libro que había comenzado a leer tres días antes. Me vestí con mis ropajes típicos, un pantalón largo de color amarillo apagado con dibujos negros y un fajín de color azul. Sobre ese fajín estaba colocada la bandana de amegakure. Me puse una camiseta negra muy simple de manga corta y por encima una especie de túnica negra impermeable, típica vestimenta de un ninja de la lluvia. Con todo preparado abrí la puerta de mi casa para salir, ahora parecía llover aún más, eché un último vistazo a la casa y salí cerrando la puerta. Con un gran salto subí por varios canelones hasta situarme en lo alto del tejado de mi casa, que en verdad era un piso de un gran bloque de pisos. En el tejado había antenas, cables y muchas cosas tecnológicas con luces que alternaban de colores. Desde allí arriba tenía una buena vista de lo que era la aldea, para muchos era muy siniestra, triste y robotizada y tenían razón pero yo veía en ella algo que me atraía, y me hacía sentir bien protegiéndola.
Corrí por los tejados de la villa, algunos estaban muy resbaladizos lo que me hacía difícil mantener el equilibrio, finalmente llegué hasta una gran torre, la torre más alta de toda la villa y desde allí pude comprobar la verdadera belleza de mi aldea. “Algún día yo seré el kage de la aldea” pensé mientras miraba la gran extensión gris de edificios y cables. Había salido pronto por eso estaba entreteniéndome mirando la villa, tenía mucho tiempo por delante. Bajé de los edificios por una pared hasta situarme en el suelo, corrí por la calle principal de la villa hasta llegar a las puertas, la cual daban a una salida un poco oculta, debido a que la villa estaba muy 34bien protegida por los incidentes del pasado. Salí por el túnel que atravesaba el lago por debajo y aparecí ya a las afueras de la villa, eche un último vistazo y proseguí el largo camino que me quedaba por recorrer. Tres días de camino tenía contando con que fuese a un paso bueno, por ello tuve que pasar dos noches en hostales. Finalmente al tercer día llegué al país de los campos de arroz, era una gran extensión de cultivos, la vista era hermosa también. Detrás de los campos había una gran montaña conocida localmente como la montaña de los espíritus, por las leyendas locales que hablaban de fantasmas. Escalé la montaña y me adentré en la cueva que había a faldas de la cima. La cueva era muy húmeda y había una extraña neblina que la cubría casi en su totalidad, apenas sabía por dónde iba pues me parecía que estaba dando vueltas en círculos. A duras penas llegué hasta una gran sala dentro de la cueva, había algo de agua filtrada por las rocas y ahí, en medio de dicha sala para mi sorpresa había una almeja gigantesca. No sabía muy bien que hacía semejante animal ahí, pero tal vez era por ella que los habitantes locales creían ver fantasmas. Al acercarme un poco la almeja se abrió y echo una especie de neblina, la misma que cubría la cueva. Al hacerlo desapareció y comencé a oír voces de personas. Estaba muy confundido pero me di cuenta que debía de ser algún tipo de genjutsu. Realicé unos sellos manuales y use mi jutsu elemento agua: lluvia negra, entonces una nube apareció dentro de la cueva y comenzó a llover una lluvia negra. Esta lluvia golpeó la concha de la almeja que se encontraba hasta el momento oculta. Al ver que se trataba de un genjutsu como había creído decidí atacarla para deshacerlo. Le ataque usando mi elemento agua: cascada. Haciendo que un norme chorro de agua emergente de la tierra elevase con fuerza a la concha por los aires lo que la hizo golpearse contra el techo de la cueva y deshacer el genjustu. Al hacerlo la concha se abrió un poco, al hacerlo una voz resonó en mi cabeza. : Llevo años aguardando la llegada de un ninja que sea merecedor de esto, ten yo te entrego el pergamino de las almejas, si firmas con tu sangre, nosotras las almejas podremos ayudarte en combate. Me preguntaba si era ese el pergamino tan codiciado por los líderes de la aldea, pero me moría de ganas por firmar el pacto. El pergamino se desenrollo y con un kunai hice un corte en mi mano con la sangre que salió de la herida puse mi nombre en el contrato y lo sellé con mi firma.
Corrí por los tejados de la villa, algunos estaban muy resbaladizos lo que me hacía difícil mantener el equilibrio, finalmente llegué hasta una gran torre, la torre más alta de toda la villa y desde allí pude comprobar la verdadera belleza de mi aldea. “Algún día yo seré el kage de la aldea” pensé mientras miraba la gran extensión gris de edificios y cables. Había salido pronto por eso estaba entreteniéndome mirando la villa, tenía mucho tiempo por delante. Bajé de los edificios por una pared hasta situarme en el suelo, corrí por la calle principal de la villa hasta llegar a las puertas, la cual daban a una salida un poco oculta, debido a que la villa estaba muy 34bien protegida por los incidentes del pasado. Salí por el túnel que atravesaba el lago por debajo y aparecí ya a las afueras de la villa, eche un último vistazo y proseguí el largo camino que me quedaba por recorrer. Tres días de camino tenía contando con que fuese a un paso bueno, por ello tuve que pasar dos noches en hostales. Finalmente al tercer día llegué al país de los campos de arroz, era una gran extensión de cultivos, la vista era hermosa también. Detrás de los campos había una gran montaña conocida localmente como la montaña de los espíritus, por las leyendas locales que hablaban de fantasmas. Escalé la montaña y me adentré en la cueva que había a faldas de la cima. La cueva era muy húmeda y había una extraña neblina que la cubría casi en su totalidad, apenas sabía por dónde iba pues me parecía que estaba dando vueltas en círculos. A duras penas llegué hasta una gran sala dentro de la cueva, había algo de agua filtrada por las rocas y ahí, en medio de dicha sala para mi sorpresa había una almeja gigantesca. No sabía muy bien que hacía semejante animal ahí, pero tal vez era por ella que los habitantes locales creían ver fantasmas. Al acercarme un poco la almeja se abrió y echo una especie de neblina, la misma que cubría la cueva. Al hacerlo desapareció y comencé a oír voces de personas. Estaba muy confundido pero me di cuenta que debía de ser algún tipo de genjutsu. Realicé unos sellos manuales y use mi jutsu elemento agua: lluvia negra, entonces una nube apareció dentro de la cueva y comenzó a llover una lluvia negra. Esta lluvia golpeó la concha de la almeja que se encontraba hasta el momento oculta. Al ver que se trataba de un genjutsu como había creído decidí atacarla para deshacerlo. Le ataque usando mi elemento agua: cascada. Haciendo que un norme chorro de agua emergente de la tierra elevase con fuerza a la concha por los aires lo que la hizo golpearse contra el techo de la cueva y deshacer el genjustu. Al hacerlo la concha se abrió un poco, al hacerlo una voz resonó en mi cabeza. : Llevo años aguardando la llegada de un ninja que sea merecedor de esto, ten yo te entrego el pergamino de las almejas, si firmas con tu sangre, nosotras las almejas podremos ayudarte en combate. Me preguntaba si era ese el pergamino tan codiciado por los líderes de la aldea, pero me moría de ganas por firmar el pacto. El pergamino se desenrollo y con un kunai hice un corte en mi mano con la sangre que salió de la herida puse mi nombre en el contrato y lo sellé con mi firma.
Erix- Chunnin
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